9 dic 2010

Guggenheim

"Bilbao es una ciudad industrial" repetía sin cansancio mamá y lo que yo interpretaba como una muestra de orgullo por ser la capital de una de las regiones más pujantes de España era también una precisa descripción de lo que era Bilbao: una ciudad industrial. Y punto.

El paisaje increíble que bordea la costa norte española cambia bruscamente cuando empiezan a aparecer los primeros carteles de Bilbao. Fábricas, chimeneas, antorchas y más fábricas. Samps me mira con una sonrisa que yo leo claramente como "ok, este es el lugar mas feo del mundo, te quiero, vamos a ponerle pilas". Yo me pongo tensa porque quiero que me guste, al menos algo. "Vamos directo al Guggenheim" decreté.

El edificio es claramente impresionante, por dentro y por fuera. Llegamos justo para una visita guiada a una muestra de Rousseau con posiblemente la peor guia de nuestras vidas. Por suerte registramos algunos de sus grandes éxitos:

- "Rousseau inspiró el nombre de los fauvistas. Así que, pese a su estilo, fue muy importante."

- "Este león está sonriendo, pero los felinos no sonríen así que Rousseau no lo pintó tan bien. Es lo mismo que en Alicia en el País de las Maravillas con el gato que sonríe. Los felinos no sonríen." (sic)

Por lo demás, el museoa nos gustó tanto que emprendimos la caminata por la ciudad habiéndonos olvidado completamente de las chimeneas del camino.





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