Esta vez ensayamos un falso Thanksgiving con unos amigos de Poli en un restaurant marroquí. Volví a emplear la excusa ¨soy alérgica al comino¨, nunca falla. Es que descubrí que el comino es exactamente lo que no me gusta de la cocina marroquí. Y es un poco hacer trampa, porque si le sacas el comino todo se reduce a un simple guiso. Pero me encanta el guiso y además lo sirven en el típico tajine, así que me siento un poco exótica, aún mientras como un simple guiso.
Al día siguiente quisimos ser testigos de la atmósfera del Black Friday. El día después de Thaksgiving es el "Viernes Negro", famoso por los descuentos imposibles y por la gente que hace colas desde las 3 de la mañana para aprovechar las rebajas. Fue una desilusión. A Black Friday se adhieren solo los Department Stores como Macy´s que ya son una locura cualquier día del año. La gente no corría desesperada por las calles como nos imaginábamos y nosotras tampoco encontramos precios que nos cambiaran la vida.
Volviendo a casa hicimos las compras para ofrecer nuestra propia version de Thanksgiving. Después de descubrir que el pavo se tendría que haber estado dorando las últimas 5 horas, optamos por un pollo hecho, mucho más práctico teniendo en cuenta que Poli había invitado a unas 15 personas. La comida fue un éxito total y terminamos la noche reviviendo coreografías de Raffaella Carrá y Locomia con un grupo de gente que no daba crédito de los bailarines de la diva italiana ni de los muchachos de los abanicos y los zapatos punteagudos.
Entre otras cosas divertidas, fuimos al cine a ver la última de Almodóvar, Los abrazos rotos y a una muestra de fotografía en el ICP. Me quedó pendiente la muestra de Tim Burton en el Moma pero estaba totalmente agotada. No me preocupa. Está hasta abril y tengo planeado volver en febrero a mi ¨segunda casa¨en USA.
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